Prólogo:
-Muchos siglos atrás, los Asmodians de Atreia superior y los Elyos de Atreia inferior, eran un solo pueblo. Entre ellos no había división ni diferencias; de hecho, se abrazaban unos a otros como hermanos. Ahora están cargados cada uno de ellos con un implacable y profundo odio el uno del otro, y solo coinciden para reunirse con espadas, en lugar de brazos abiertos.
-Los acontecimientos que provocaron esta división han sido transcritos a continuación de cada una de las partes, y aunque hay verdades comunes en ambas historias, se ha hecho evidente que ambos también coinciden en errores comunes enturbiando las aguas. Estos conceptos erróneos pronto se convirtieron en folclore, hecho histórico, ya que cada parte buscaba a alguien para culpar por el cataclismo épico que se sucedió en su ahora, mundo roto.
Elyos:
Introducción: Hace un año, en este mismo día, llegaron. Los amigos... los malditos Asmodians. Aparecieron de la nada, saltando a través de uno de nuestros portales, sólo unos instantes después de que nuestros legionarios hubiesen abandonado... cobardes.
-Ellos nos masacraron, aunque nuestros valientes trataron al máximo de resistir sus ataques, esto hizo abrigar esperanzas reales de preguntarse ¿Qué tienen en contra estos inmortales? Corrí, no tengo ninguna vergüenza en decirlo, corrí y me escondí mientras que mis amigos y mis vecinos, mi familia y todos fueron asesinados.
-Alguien tiene que recordar actos como estos, pues es a través de estas acciones en las que un ser racional puede ver que de nuestro pueblo son honorables, y de que nuestro pueblo es malvado.
-Así que corrí, y me escondí, y cuando regresé se me ocurrió la solución de enterrar a los muertos. "¿Por qué?" Me pregunté: "¿Por qué alguien nos haría esto?" Fue entonces cuando me di cuenta de lo poco que yo sabía de la historia de nuestro planeta, y poco después de haber iniciado la investigación de lo que sucedió hace muchos años, daría lugar a que se nos consideraría en guerra a aquellos con los que una vez nos consideraron hermanos, los Asmodians. Dentro de estas páginas que leerá todo lo que he llegado a conocer Atreia, aquellos de nosotros que una vez vivimos y aquellos de nosotros que todavía viven en estas tierras sagradas.
¿Somos un pueblo arrogante? Tal vez. He visto la arrogancia entre los Elyos al igual que he visto calidez y generosidad. Los Asmodians sin embargo, he visto con mis propios ojos, que nos han hecho probar nuestra propia sangre. ¿No es evidente que esas criaturas, ahora retorcidas, viles monstruos, se han maldecido de Aion? ¿Es posible que los Elyos, bellos como somos, son bendecidos? ¿Somos un reflejo de los entornos en los que hemos sobrevivido, y vivido, o son un reflejo de nosotros? Sobre mi vida, no lo se.
-Mi nombre es Rafaela, y tengo mis investigaciones detalladas. Sólo puedo esperar que encuentre mis notas útiles y que puedan de alguna manera ayudarte a librar a este hermoso y roto mundo de estos demonios que ahora infestan.
Capítulo 1 - Creación:
-Innumerables milenios atrás, nuestro Dios, Aion, creó Atreia. Nuestro mundo es muy bonito, un planeta lleno de vida y color con los poderes de Aion, la Torre de la Eternidad que abarca el núcleo interno de nuestro mundo. Este fue un momento en que los Asmodians fueron las mismas personas, llamados simplemente seres humanos. Nuestro mundo está totalmente rodeado, y dentro de nuestra casa era iluminada por el suave resplandor de la torre. Ésta nos nutría, nos dio esperanza y nos apoyó en todos los sentidos. Estabamos a su vez, plenamente subordinados a nuestro Dios. Sabemos esto no sólo a través de historias y cuentos que se han transmitido de generación en generación, sino también en diversos objetos de arte e inscripciones que nuestros arqueólogos han encontrado al excavar los sitios a lo largo de Elysea.
-Aion, lo que había creado en este mundo para nosotros sigue siendo un misterio. Sin embargo, en retrospectiva, podemos ver que nuestro Dios tiene un desafío monumental en el ''almacén'' para nosotros, como una monstruosidad, fue convocado sucesivamente al oponer nuestra voluntad y la fuerza de nuestras convicciones a prueba.
Capítulo 2 - La edad de los Balaur:
-Fueron llamados, Los Draken y fueron terribles bestias. Algunas de nuestras mas antiguas historias, caracterizan a estos engendros y en la noche, nosotros aun contamos su mal comportamiento hacia los niños, su furia... y su sed de sangre. Aprendimos rápido a escondernos de ellos, usando la naturaleza como enclave, asi los hacemos fijarse en otros lugares. Aun así, hemos perdido a miles de nuestra especie, mientras que otras criaturas eran extinguidas por completo sin nada que hacer contra la implacable ofensiva de los Balaur. Otros como los Mau y los Krall fueron esclavizados por ''Los Draken'' y solo se mantienen con vida si usan sus fuerzas contra otros enemigos.
-Los Draken, fueron enviados por Aion para regir Atreia, a medida que su numero aumentaba, mas confianza ganaban. Sin embargo, eran codiciosos por el poder, tanto que olvidaron sus propósitos y hasta a su dios. Comenzaron a organizarse y alguno de sus miembros a liderar. Mas tarde, aprendimos sobre los Draken que justo en esos momentos comenzaron a poseer nuevos amos... los cinco Lores Draken, renombrándose con el nombre que hoy en dia conocemos como, los Balaur.
-La primera vez que nuestros antepasados vieron a los Balaur, pensaron que se trataba de una nueva especie, dbebido a su diferencia fisica y sus capacidades. Tras los primeros ataques fue cuando realmente conocieron sus verdaderos potenciales y su inexpirable deseo de acabar con toda vida conocida por doquier. Estas criaturas que habian sido bendecidas por Aion... fueron las mismas que sembraron terror y caos, atormentando todas las razas postergadas en la faz de Atreia.
-Los Balaur, olvidaron por completo su mision, se tornaron codiciosos y arrogantes y exigian mas poder del que Aion podia proporcionarles. Aion discrepando, amenazaba con las posibles consecuencias de destruccion tan terribles que poseia. El potencial de los Balaur se vio reprimido por Aion, estos hicieron de ellos mismos su propio dios, recreandose en belicismo y poniendo en peligro la mismisia Torre de la Eternidad.
Capítulo 3 - El Milenio de la Guerra:
-Nuestros antepasados fueron valientes, estuvieron unidos en defensa de la Torre de la Eternidad y del dios al que habian llegado a amar. Sin embargo, los Balaur, con su descomunal fuerza, eclipsaron sus filas y arrasaron con miles de ellos por doquier. Aion, en un desesperado padecer, creó a los Señores Empíreos, doce poderosas entes que ahora deberian regentar Atreia, para reestablecer el orden y perseguir a los Balaur. Aion también creó ''Aether'', que era una sustancia manipulada por los Señores Empíreos para protegerse así mismos y a sus seguidores de los implacables Balaur. Esta sustancia, también sirvio para crear un escudo protector que envolvia a la torre de Aion, eran tan enorme que permitio a nuestro antepasados cobijarse en ella y poco a poco pudieron ir restableciendo cierta apariencia a lo que es una civilización.
-Así se inició la guerra del milenio, un conflicto presenciado por toda criatura y tierra que se encontraba fuera de nuestro gran escudo Aetheric, contemplaban agonizantes como los Balaur culminaban todo aquello que se les anteponian. Aun conservamos inscripciones de nuestros antepasados, donde se representa la gran batalla de los Señores empíreos contra los Balaur, y junto a los empíreos los humanos, usando tambien la sustancia Aether como protección. Estos humanos eran conocidos como Daeva, y con el paso del tiempo eran capaces de desatar un poder mayor al nuestro. Eran practicamente semi-dioses, pronto, serían la clave mas importante para nuestro futuro y su esperanza. De echo, sus capacidades para volar nos hicieron creer que llegaban a ser ángeles, enviados por aion para poner orden y estabilidad a nuestro mundo.
-La guerra fue asoladora durante años, mientras tanto un bando alcanzó conquistar la parte superior, fue como una ''competición'' que acabó equilibrada. Si un bando era proclamado victorioso, el coste por dicha victoria seria pagado insoportablemente por el pueblo. (expresion rara, se supone que cuando un bando ganaba, el otro bando atacaba a los civiles del poblado)
-Temo continuar con esta agobiante y desmoralizadora guerra, los Señores Empíreos, comenzaron a buscar otras formas de terminar con esta odiosa guerra...
Capítulo 4 - Esperanza:
-De todos los lores empíreos, el que más hablaba de nosotros, la gente, era una bella figura llamada Ariel. En una de sus primeras noches en Atreia, Ariel bajó de la torre de Aion para hablar junto a nosotros, alrededor de la hoguera. Fue paciente y cuidadosa, nos contó todo lo que necesitabamos escuchar. Los Balaur, tan poderosos y aterradores, no se atrevian a cruzar la frontera del escudo Aetheric. Por primera vez en muchos, muchos años, estábamos realmente seguros. Todavía tenemos la talla de piedra que representa a la noche, con esta gran figura femenina, con los brazos abiertos, nos observan llorar lágrimas de alegría y alivio, como hemos celebrado por primera vez en muchos, muchos años.
-Cuento esto de Ariel ahora, porque por primera vez, ella fue quien con la sabiduría del señor Israphel propuso algo inesperado, vió que la paz era la única opción. Fue ella quien tuvo la visión de saber que la victoria, sería posible de todas formas, fue la única que tuvo la valentía de ponerse frente a los Lores Empíreos condenando su sed de batalla, su vanagloria, que era realmente lo que emanaba de ellos.
-Se hizo eco de la opinión junto a Israphel, sobre de que valdría quedar en la misma situación atrapados después de una guerra de mil años. ¿Quienes les darían garantía de saber si esa guerra no seguiría despierta tras dos, tres o mil años? Ariel vio, como Israphel había visto, que al continuar con esta guerra agotadora, corrían el riesgo de perder algo más que meras cifras. Perderían la única cosa que los elevó por encima de los Balaur, y las demás bestias feroces en el mundo: nuestra humanidad. Bien se sabía que Israphel detestaba a los Balaur más que nadie.
-No se sabe exáctamente lo que se comentaba entre los Lores Empíreos a raíz de la opinión de Israphel, pero lo que sí se supo, es que había controversias entre Ariel y algunos de los lores más belicistas. Estaba clara la decisión de buscar la paz sin oposiciones, pero por primera vez aparecieron grietas en nuestro frente unido.
-Pero ningún tipo de guerra podrían negar la autoridad de Israphel y Siel que actuaban como guardianes de la torre. Ariel y los cuatro Lores benditos que se pusieron de su lado abogaron por muchas horas largas, pero esto era sólo el acuerdo de Siel que selló la publicación de una vez por todas. Los Guardianes habían hablado: habría paz.
-Nuestros antepasados se alegraron. ¿Cómo no iban a hacerlo? Pero la explosiva ira del Lord Asphel y de sus ruidosos y furiosos subalternos se negaron. Un nuevo camino se anteponia ante nosotros, y nadie se atrevería a desafiarlo. Ariel, llevó a Aion la esperanza y fidelidad en una canción. Y por primera vez en muchos siglos, desafiariamos a la esperanza.
Capítulo 5 – El cataclismo épico
Amaneció… era el día de la conferencia de paz. Nuestros ancestros se despertaron y fueron en busca de los cinco Señores Dragones, líderes de los Balaur, se aventuraron solos, fuera de la protección del escudo Aetheric. Las descripciones que tenemos de ese día nos muestran a criaturas físicamente enormes, tanto, que superaban con creces a los Balaur.
Siel e Israphel, los dos Señores Empíreos encargados de la protección de la Torre, disminuyeron la potencia del escudo Aetheric, e invitaron a los Señores Dragones dentro de la torre para negociar con ellos. En ese momento estas criaturas tuvieron la oportunidad de destruirnos por completo, pero decidieron no hacerlo, en vez de destruirnos caminaron pacíficamente por nuestros asentamientos y por nuestra Torre. Quizás ganamos su respeto a través de nuestra determinación, y quizás esta confianza que nosotros y Ariel pusimos en ellos no estaba fuera de lugar. Asphel estaba presente, y con él también estaban sus compinches, con sus oscuras caras. La conferencia de paz comenzó, al principio las negociaciones progresaron bien. Pero poco después, algo ocurrió, algo, que sucedió en un momento.
Aun hoy en día hablamos de lo que ocurrió ese día, de repente se escucharon gritos de pánico, todos supimos de que se trataba: los beligerantes tendrían su guerra, aunque tuvieran que sacrificar todo Atreia para conseguirlo. De repente vimos a Asphel moverse rápidamente y golpear al Señor Dragón Vitra. Los Balaur no malgastaron su tiempo con palabras. En un instante, el caos se adueñó de la situación y hubo una gran matanza.
Con su odio duplicado, se abrieron camino a través de nosotros y se adentraron dentro de la propia sustancia de Aion. Las paredes de la Torre se agrietaron, y empezaron a fragmentarse.
Ariel lloraba mientras intentaba mantener la Torre de Eternidad intacta. Se desplazó a la base Sur de la Torre para darle energía, acompañada de todos los Señores que la apoyaban, ella era lo único que se interponía entre Atreia y la destrucción. Asphel y su grupo, fueron al norte con el mismo propósito, sin duda dejaron a un lado la repentina reanudación de las hostilidades y fueron a hacer su deber, mantener la Torre intacta.
A pesar de la lucha de Aiel, los Señores fallaron. La Torre gimió, y fue destruida de principio a fin. Aion cayó.
Se me hace difícil explicar lo que sintieron nuestros antepasados cuando la gran Torre que se alzaba en el interior de Atreia se hizo añicos.
Al darse cuenta de que Atreia se estaba muriendo, Siel e Israphel sacrificaron sus vidas. Cada uno de ellos donó su cuerpo de Aether, su sangre, y en los últimos momentos los utilizaron para salvar a nuestro pueblo.
Millones murieron en los que ahora conocemos como la época del cataclismo. Por último, igual que escombros, observamos que le había ocurrido a nuestro hermoso mundo: Aion, la Torre de la Eternidad, se hizo pedazos, y nuestro mundo se rasgó en dos.
Capítulo 6 - Liberación
Soy un Elyo, somos el pueblo que habita en la mitad Sur de Atreia, a nuestro nuevo mundo le hemos llamado Elysea. Al principio nuestros ojos fueron deslumbrados por nuestra estrella, ya que la luz que emitía nuestra Torre de la Eternidad se había disipado. Pero pronto nos adaptamos, así que en poco tiempo estuvimos celebrando el vivir en este nuevo mundo. Mirando hacia el cielo podemos ver los restos oscurecidos de la parte Norte de Atreia, girando lentamente como si se aferrara desesperadamente a nuestro glorioso Santuario.
La luz de nuestra nueva estrella era magnífica, y pronto convirtió nuestros pobres campos en frondosos pastos, de la misma forma fuimos convertidos en seres de una gran belleza. Nuestra piel brilló con fuerza, nuestros corazones se hicieron más fuertes y seguros. Aion, con una rápida decisión, hizo que ocurriera de esta forma. Nosotros los Elyos: los elegidos por Aion, hemos sido enviados deliberadamente por nuestro Dios al ¡Paraíso!. Un mundo al cual los Balaur no pueden llegar - Ariel nos contó que Siel e Israphel les desterraron a un vacío desconocido, justo antes de que esos nobles Daeva sacrificaran sus vidas durante la Época de Cataclismo.
Los cinco Señores Empíreos que fueron enviados por Siel e Israphel nos acogieron bajo su protección, y se llamaron a sí mismos como los Señores Seraphim. Los Señores Seraphim nos contaron como lucharon nuestros ancestros, y como los otros cinco Señores Empíreos provocaron e insultaron a los Balaur, conduciéndolos hacia nuevos conflictos. Nuestro mundo, que una vez fue tan estable y armonioso, ha sido dividido en dos, y la culpa de todo esto la tienen las acciones de los cuatro Señores Empíreos y su maldito líder, Asphel.
El primer paso fue reconstruir nuestras vidas, y con ellas nuestra nueva ciudad, una gloriosa creación realizada para nuestro nuevo mundo y para nuestros Señores, a la que llamamos Sanctum. Juramos proteger nuestro nuevo hogar, y los más fuertes Daeva fueron nombrados guardianes por los Señores Seraphim.
Setecientos cincuenta años pasaron de esta manera en Atreia. La mayor parte del tiempo estuvimos en paz, y prosperamos lo mejor posible. Sin embargo, las cosas iban a cambiar de nuevo, en cuanto nuestro planeta empezara a sanarse él mismo.
Capítulo 7 - El abismo y la Legión Storm
Después del cataclismo, lo único que quedó de nuestra Torre fueron dos tocones como recordatorio, uno en nuestro mundo, y el otro aun visible en la parte superior de Atreia. La mayor parte de la Torre fue destruida, los restos están esparcidos entre los dos mundos.
Un buen día, la tierra alrededor de estos restos se empezó a elevar, y lentamente los fragmentos levitaron hacia el aire por sí mismos. Enviamos a nuestros guardianes más bravos para que investigaran el fenómeno, y descubrieron portales que conducen a trozos flotantes de la Torre de Aion, en un extraño reino donde el Aether fluye como el agua.
A este mundo lo llamamos el abismo, y poco a poco nuestros Daeva se aventuraron en él, explorando este entorno nuevo y volátil. Encontraron un mundo rico en Aether del que Aion había dado a los Señores Empíreos, y el cual los Daeva manipularon cuando estábamos en guerra con los Balaur. Perdimos a muchos Daeva, muchos de los portales eran inestables, y los tuvimos que cerrar, exiliando a cualquiera que lo hubiera atravesado.
Un buen día abrimos otro portal, más grande y estable que otros. Nuestro guardián Deltras lo atravesó, y en el otro lado, encontramos algo asombroso. Su legión, la Legión Storm, estaban en la mitad superior de Atreia, y cuando miraron a través del cielo, no vieron los tristes restos de la Torre de Aion y la parte superior de Atreia, si no que lo que vieron fue su propio mundo de Elysea, bañado con la cálida luz del sol.
Poco a poco, cautelosamente, comenzaron a moverse, explorando cuidadosamente esta tierra desconocida que hace tiempo perteneció a su mundo. Era una tierra oscura y aprensiva, llena de susurros y fugaces sombras. Ahí descubrieron a los Asmodians, hombres y mujeres que antaño fueron nuestros hermanos, pero se habían convertido en deformadas y torcidas criaturas. Y lo que era aun peor, esas pesadillas eran dirigidas por uno de los asesinos de los Señores Empíreos, un ser cruel llamado Zikel.
Estaba oscuro; nuestros Daevas no podían ver bien, y pronto fueron capturados por Zikel y sus monstruos. Este ser, al que hace tiempo veneramos junto con el gran Aiel, tiró a Deltras al suelo, demandándole que maldijera a los Señores Seraphin y reconociera su debilidad. Deltras, valiente y noble como siempre, mantuvo el honor de los Elyos. Se negó a maldecir a los Señores Seraphim, en lugar de esto maldijo al arrogante Zikel en su propia cara.
Los Asmodians atacaron, y quienes estábamos esperando al otro lado del portal vimos volver solo a dos de los nuestros, ensangrentados y heridos.
Capítulo 8 - Un Nuevo enemigo, un Viejo enemigo
Estábamos sorprendidos. Sorprendidos de que alguien hubiera podido sobrevivir en esa desolación, en esas tierras congeladas de encima nuestra, sorprendidos en lo que se habían convertido los Asmodians. Rápidamente movilizamos a nuestras Legiones, y nos preparamos para la guerra.
Aion volvió a poner a prueba nuestra determinación, un tercer portal fue abierto y estabilizado, de él salió un horror que jamás esperábamos volver a ver - los Balaur. Rápidamente consolidaron sus fuerzas, convocando a los Krall ya los Mau a su lado, también forzaron a razas más débiles a su sumisión. Su ira era mayor que nunca, y nosotros somos los más odiados por los Balaur.
Debemos soportarlo. Nosotros los Elyos somos la luz del amanecer, la promesa de un mañana mejor. Somos la vida, la alegría de la vida, somos el puño que derrotará a todos aquellos que intenten apagar nuestra luz.
Aun así, todos nosotros, desde el peor hasta el mejor, hemos sufrido alguna duda. ¿Hemos sido bendecidos con el favor de Aion? ¿Son nuestros líderes honestos y sabios? ¿Podrá nuestra gran misión de llevar a todas las tierras la civilización bajo el gobierno de los Elyos, tener éxito? ¿Somos mejores que aquellos monstruos a los que nos oponemos? Y la más profunda, la más traicionera de todas las dudas: ¿Tenemos el derecho de hacerlo?
Estos dolores del alma no pueden ser curados con reflexión y debate. Requieren una apelación al espíritu. Una leyenda muy antigua – posiblemente datada durante la época del cataclismo – habla de un joven Elyos que estaba azotado por las dudas, rezó a la Señora Ariel para que le orientara. Tuvo una visión de una amable gloria, ella levantó sus manos por encima de los hombros y dijo las siguientes palabras:
“Fe y armas”
Los jóvenes Elyos que lean mis palabras que las tengan muy en cuenta. No discutan, no se preocupen: tomar las armas en nombre de los Señores Seraphim, adelante! Cuando marchamos todos juntos, nuestras Legiones brillan como el acero, y el amor de nuestra señora llena nuestros corazones, entonces todas nuestras dudas desaparecen con el rocío de la mañana.
La fe por si sola es admirable, cierto, pero los Elyos rechazamos ser mártires. Las artes Marciales también pueden ir solas, pero sin el conocimiento de grandes poderes, se degrada a la mera brutalidad de los Asmodians, y las lanzas se agitan en perversos juegos de los señores de la guerra. Pero fe y armas juntas, unidas en las sagradas plegarias que realizamos en Elysea, tiene el poder de preservar nuestra noble misión y el sello de la promesa de un futuro mejor para todos.
Se lo debemos en gran medida a los que han ido. Nuestro mundo, esta tierra en la que vivimos, nos fue otorgada por Siel e Israphel a cambio de sus vidas. Creímos que esta nueva vida era un sustento para nosotros, nos dio la oportunidad de saborear y disfrutar la victoria sobre los Asmodian a quienes una vez los tratábamos como hermanos. Sin embargo, todo cambió, cuando supimos, totalmente por accidente, de algo terrorífico…
Atreia se esta muriendo. Nuestro mundo fluye Aether continuamente a través del Abismo, y a no ser que este flujo sea controlado, se deriva, entonces esta fuente de vida se agotará. Nuestro mundo, solo se mantiene unido por el acto final de sacrificio de Siel e Israphel, simplemente se deshacerá, y las mitades vacías que una vez formaron este grande planeta se irán a la deriva por el espacio para siempre. Toda vida será extinguida en un abrir y cerrar de ojos, y todo lo que hemos logrado, todo lo que hemos trabajado, se perderá.
Pánico, nuestros sacerdotes y nuestros sabios comenzaron a investigar posibles soluciones. Fue entonces cuando encontramos una solución.
El abismo es un eco de la gran Torre de la Eternidad que hace tiempo estuvo en el centro de nuestro mundo. Solamente existe gracias enormes fuerzas arcanas que aun resuenan entre los dos portales de las Torres… un muro de fuerza sobrenatural, es como la fuerza titánica que se forma entre dos polos magnéticos. Si destruimos la Torre de Oscuridad de los Asmodian, se colapsará el muro, cerrando el Abismo para siempre. No solamente libraríamos a este mundo de su oscura y triste cicatriz, si no que salvaremos nuestro mundo de la destrucción, y entregaremos a nuestra gente el paraíso eterno que nos concedió Aion!
Esta es nuestra prueba final, nuestro ultimo obstáculo antes de que podamos tener nuestra recompensa. Debemos destruir a los Asmodians y a su patético mundo: debemos salvar Atreia.
¡Fe y armas!
- Rafaela Semperti.
Punto de vista de los Asmodians:
No siempre fue así. En un momento las dos partes de este mundo fueron una misma, nos sentíamos unidos como hermanos. Se buscaron los mismos, hemos tenido los mismos ideales y compartimos un propósito común, para proteger la Torre de la Eternidad. Cuando esto cambió, lo destruyeron todo. Nuestro mundo y nuestro pueblo se ha desgarrado.
En la mitad inferior de este mundo, encontrará un somero y, sin embargo, existen templos encantados con el pecado, la avaricia y la gula, orgullo fuera de lugar y de aplastamiento y arrogancia. Aquí encontrará los Elyos, una raza despreciable de la criatura sin alma cuya existencia se dedica a diezmar todo lo que es bueno en este mundo. No se dejen engañar por su aspecto santo, bajo la piel pálida que establece nada más que oscuridad.
-La mitad superior de este mundo es donde nosotros nos encontramos, los Asmodians, llámelo hogar. Después de la epopeya nos empujaron a la oscuridad, hacia lo desconocido, y no tuvimos otra opción que adaptarnos y sobrevivir. Todos y cada día nuestro mundo nos ha enseñado algo nuevo, abrimos los ojos a nuevas posibilidades y nos dieron la fuerza inquebrantable para reconstruir nuestras vidas una vez más. Es a través de nuestras experiencias que hemos logrado tanto, no todos los días se da la oportunidad de empezar de nuevo.
-En primer lugar una introducción, mi nombre es Kineas y yo soy un Daeva, un ser creado durante la gran lucha contra los Balaur. Yo, junto con mi pueblo, hemos hecho todo lo necesario para asegurar nuestro lugar que nos corresponde en Atreia, y vamos a hacer todo lo posible para proteger lo que es legítimamente nuestro. Si se trata de la guerra que los Elyos anhelan, entonces es que la guerra tendrá. El tiempo para la paz es largo, todo para lo que antes tuvimos tiempo de hacer, ahora es castigo.
-Después de todo lo que ha sucedido en nuestro mundo, creo que es mi deber poner las cosas sobre los acontecimientos que nos traen aquí para el día de hoy. He escrito este diario, recuento los años que llevaron a nuestra actual posición, tal vez se llega a entender lo que causó este mundo que nos llevó a cambiar.
Capítulo 1 - La Unión:
-Voy a hablar primero de la época que existía incluso antes de mis tiempos. Nuestras historias nos hablan de de tierras verdes y abundantes pastos, un mundo en el que podemos prosperar y crecer felices con nuestras familias. Esta fue la época que existía incluso antes de que Elyos y Asmodians existieran, cuando se conocían simplemente como seres humanos. Atreia fue uno, a su conjunto. A medida que fueron cada uno con otro, no hay división, no entre nuestros mundos, ni entre nuestros pueblos.
-Años pasados como este, y todas las cuentas de nuestros antepasados fueron los contenidos. No puedo dejar de sentir coraje por este concepto, que no valoraron este paraíso que se les dio, y que hubo incluso ideas de porque este mundo se concedió. Sin embargo, a sabiendas de lo que ha sucedido desde este momento le da contexto, y tal vez es sólo a través del beneficio de la retrospectiva que podemos entender, esos tesoros que alguna vez tuvo. Quizá incluso este terreno baldío que ahora llamamos hogar es un paraíso en comparación con algunas otras tierras, aunque me resulta difícil imaginar un lugar similar a este.
-Las cosas pronto cambiarían. Poco sabemos el horror de Aion, que habbría en el almacén para nosotros, como nuestro mundo está a punto de ver una gran y persistente pesadilla. Se acerca un estallido, una hostilidad incontrolada por saciarse de guerra.
Capitulo 2 - Una Malvada Creacion:
-Hablare sobre estas pesadillas... ''Los Draken'', fueron terribles criaturas de gran poder. Enormes y pesados, nuestras armas fueron inutiles contra sus templadas pieles. Peor aun, podian extender sus extremidades y tomar el cielo al instante haciendo asi que nuestras defensas quedasen obsoletas. Pero mi pueblo rapidamente aprendio a esconderse de ellos... Junto con la naturaleza, se convirtieron en algo habitual segun se expandian. Las oscuras siluetas creadas por aion, se conviertieron en algo que surcaba nuestros cielos como algo común.
-Su deseo por el poder fue insaciable, toda especie sucumbió bajo la furia de los Draken. Trajeron consigo el mismisimo ardiente infierno, dejando como estela carbon y tierras arruinadas. Tras las primeras matanzas de estas bestias, se dio a conocer su inteligencia. Tras las belicas actuaciones de los Mau y los Krall, los Draken optaron por no destruirlos, pero en lugar de eso... quedaron sometidos despues de haberles jurado lealtad a sus nuevos amos. Alrededor de esta epoca, donde los Draken experimentaron una evolucion, algunos de sus miembros comenzaron a crecer mas, mas fuertes e inteligentes que el resto de sus compañeros. Estas criaturas fueron nombradas Dragones, no Draken, y de su numero, cinco asumieron el mando del resto, los cinco conocidos como los cinco Lores Draken.
-Los cinco Lores Draken, despertaron y reorganizaron sus fuerzas. Nombraron rangos militares en su sociedad y renombraron su pueblo, los Balaur. Bajo un nuevo estandarte volvieron a atacar con vigor, culminando a los popcos grupos que se atrevieron a oponerse.
-Aun insatisfechos y en busca de sus amenazas mas poderosas, dirigieron su mirada al dios de Atreia, Aion, exigiendo los mismo poderes que Aion poseia. Aion se negó, y los Balaur sembrados en colera e impulsados por su codicia, empredieron su propio dios, ellos mismos, y reunieron sus fuerzas para atacar La Torre de la Eternidad.
Capitulo 3 - Ascensión:
-Las manos de Aion se vieron forzadas, y en represalia, creó doce ''figuras'' nombradas Señores Empíreos. Criaturas poseedores de una fuerza y belleza que nunca antes se habia presenciado, y al igual que los Balaur, podían volar gracias a una extraña y curiosa sustancia llamada Aether. Nuestra fe en dios y nuestra devocion por Atreia fue reconocida; estas criaturas fueron creadas semejantes a nuestra imagen y consiguieron salvar el mundo al cual nosotros llamabamos hogar.
-La inevitable batalla comenzó, pronto, se convertiria en una duradera y sangrienta guerra. Nos dieron protección dentro de la torre de Aion gracias al gran escudo Aetheric creado por los empireos. Desgraciadamente el escudo no pudo cobijar a todo el mundo y todo lo que quedo tras el escudo quedó dominado por los Balaur. Fuera del escudo los Señores Empíreos eran reducidos igualmente a los Balaur, y los Balaur se percataron de esto e intentaron atraer a los empireos, pero todo lo que se anteponia a los empireos acabo masacrado. Los Balaur fueron criaturas crueles y sus acciones solo crecia nuestro odio hacia ellos.
-Tras el paso del tiempo, estos hechos fueron denominados como la guerra del milenio, una epoca donde los humanos podian prosperar gracias y bajo la proteccion de las alas de los empireos. En esa epoca fue donde yo nací, todo este tiempo he crecido hasta hacerme un hombre joven, encontré el Aether que Aion proporciono a este mundo y que fue tan adverso, me afectó drasticamente. Aether me respondió, y yo a el, pronto mi talento destacó, y los que me observaban afirmaban que solo lo habian visto una vez antes, los Daeva, que nacian con una habilidad innata para manipular el aether usado por los Señores Empíreos. Poco a poco he aprendido a usar estas habilidades, al principio solo podía hacer cosas como enfriar el aire que me rodeaba, pero despues podia congelar cualquiero cosa que se me opusiera y generar bolas de fuego para abatir a los Balaur. Me sentia venerado, casi como un dios, yo, el hijo de un simple agricultor, podia hacer daño a los Balaur, fue una bendicion de Aion de la que yo ahora podria volver a dar esperanza.
-Pronto el numero de Daevas aumentó, y nuestros Señores Empíreos nos movilizaban para crear fuerzas de combate. Me uní a la legión que progresó rápidamente, me adentré entre las filas dejando a mi hijo infante, un muchacho llamado Phalaris, atrás.
Capítulo 4 - Cobardía:
-Progresé más entre las filas. Mis habilidades de hechicero, superaban a las de un Daeva, y en ese mismo año, me concedieron el mando de una legión. La lucha era feroz, y mientras nosotros a menudo éramos expuestos al peligro ante los Balaur, nuestros Lores Empíreos eran siempre cuidadosos para protegernos. Nuestras habilidades y tácticas se mejoraron, y tarde o temprano fuimos capaces de comenzar a matar sus dragones más jóvenes, más tontos, antes de que nos forzaran a retirarnos tras nuestro escudo de Aetheric. Eran pequeños pasos, pero como todo padre sabe, un niño debe aprender a andar antes que a correr.
-Entonces llegó el día en el que todos nos asombramos. Lord Israphel, uno de los dos guardianes de la Torre de Eternidad, despreció a los dragones que decian que debería haber paz entre ellos. Razonó, el objetivo de la guerra no era eliminar a los Balaur, sino proteger la torre de la eternidad.
-Quedé asombrado, uno de nuestros salvadores perdió la audacia tan fácilmente... su coraje y feroz determinación se habian desvanecido. Al principio los Lores estaban consternados, por aquel entonces la idea de paz era algo inconcebible.
-Sin embargo, fue poco antes de que los Lores mas débiles demostrasen que no tenian agallas para la guerra. Ariel fue la primera en capitular, habló de la sabiduría de Israphel, con el atrevimiento de proponer la paz. Ella tenia la audacia para decirnos a los Daevas, como actuar y pensar.
-Ariel y sus seguidores olvidaron con rapidez el sacrificio de un millar de años. Un preciado valor, que se colocaba sobre la sangre derramada de nuestros familiares antepasados.
-Otro de los Lores aún conservaba un espçiritu de acero. Yo como Daeva llegué a conocer a algunos Lores y con el que mejor y más agusto trabajé fue con el digno señor Asphel. Sus decisiones simpere fueron fuertes, y siempre en sus decisiones era cuando se daba el mayor éxito. Su forma y su capacidad fueron una inspiración para muchos de nosotros. Cuando discrepaba de Ariel, veiamos en la cara de Asphel nuestra lealtad. Ariel proponía la iniciativa de paz, una ingenua y equivocada pérdida de tiempo.
-La sala estalló en furia. Aún suena en mis oidos las acusaciones, las palabras y la confusión, ya que cada una de las partes estaba en contra de la otra. Israphel hablaba a Siel insistiendo en que podrian defender a Aion trabajando en nombre de la paz en vez de con la guerra.
-Para mantener el orden en la gran sala, salimos de esta y dejamos solos a los doce Lores Empíreos en discusión. Me fui con compañeros de armas que conocía del lord Asphel, otros por las noche se agrupaban para hablar, cobardes, se formaban grupos de dignos, o débiles.
-Hemos esperado pacientemente los resultados de esa noche. Se sabía que no había manera de que la paz llegase a ser entre nosotros y los Balaur. Empecé a recordar, las décadas de lucha donde mi familia y mis amigos quedaron masacrados. Yo sabía que Siel se alegraba de la propuesta de Israphel. La decisión final de los Lores me estremeció, nos dejó a mi y a mi legión aturdidos. Siel sucumbió. La decisión fue definitiva, trataríamos con los Balaur.
-Asphel entró en furia, levantó el vuelo y yo lo seguí, y tras de mí, mis amigos Daevas.
Capítulo 5 – El cataclismo épico
Así que, pasados unos días, comenzó la conferencia de paz. Como muestra de respeto hacia los cinco Señores Dragones, redujeron el escudo Aetheric de alrededor de la Torre, y los invitaron dentro de esta colosal estructura para realizar las negociaciones.
Fueron unos minutos eternos. Miré los ojos de mis legionarios, y vi la desconfianza y el odio de que nuestras convicciones fueran tan débiles como para haber cedido ante estas bestias, nos hemos puesto de rodillas ante ellos para que traten con nosotros. Me volví hacia mi centurión de más confianza, y me dirigí a hablar con él, cuando, tan rápido como un chasquido, todo cambió. Hubo gritos, confusión, una derrota. Uno de los Balaur calló, y Lord Asphel estaba listo para luchar, sus ojos brillaban.
Los Balaur atacaron. Siel e Israphel gritaron una vez para subir el escudo Aetheric pero en la segunda vez, nos fallaron. Perdidos en el tumulto no pudieron actuar correctamente para defender la Torre. Bajo las rabiosas garras y las armas de los Balaur, La Torre comenzó a astillarse y a fragmentarse.
Recuerdo el rostro torturado de Israphel, azotado por la culpabilidad, se dirigió con Lord Asphel y con todos sus Daeva a la región Norte, mientras tanto Siel marchó con Ariel y los suyos al Sur. Aun quedaba esperanza. Trabajando en dos grupos, uno en cada extreme de la Torre, los Señores Empíreos harían todo lo posible para impedir la destrucción de la Torre.
Lo hicimos rápido. Esos en el Sur, ahora lo sabemos, no lo hicieron.
En un instante a la vez que la torre de la Eternidad se derrumbaba el mundo se oscurecía. La gente salió corriendo y gritando en todas direcciones.
Recuerdo ese momento como si fuera ayer; recuerdo mirando hacia arriba y viendo como caían pedazos de la Torre, iluminado solo por la luz de la gran estructura. Recuerdo estar allí de pie, inmóvil mientras un gran fragmento de la Torre caía sobre mi. Recuerdo muy bien ese día… fue el día que encontré otro regalo por ser un Daeva: inmortalidad.
Me desperté, vi a través de nuestro gran mundo, Atreia estaba dividida en dos partes. La mitad inferior se había envuelto con una luz intense y brillante, mientras que la nuestra se había sumido en el frío, en la oscuridad desolada.
La conferencia de paz había terminado.
Capítulo 6 - Secuelas
Lentamente nuestros ojos se iban adaptando a la luz, y poco a poco nos íbamos encontrando los unos a los otros. Nuestra gente estaba angustiada, aterrorizada: nadie sabía como había sobrevivido. Calmé a la gente diciéndoles que encontraría la forma de hacer un campamento y calentarnos; después me dirigí hacia el tocón que fue la base de nuestra torre.
Fue allí donde encontré una bendición: los cinco Señores Empíreos que fueron enviados para mantener intacto Aion estaban vivos. Nos juntaron a todos, y nos dijeron que nuestro mundo había cambiado para siempre, y nos explicaron el por qué. Había ocurrido lo peor en el intento de paz, habían muerto millones, y Siel e Israphel, los dos guardianes de la Torre, habían sacrificado sus vidas para que nosotros pudiéramos vivir en su lugar. En vida cometieron una gran locura, pero sus muertes no fueron sin honor, y en silencio estuvimos recordándoles.
Poco después regresé al campamento y ayudé a construir un enorme fuego para atraer al resto de supervivientes. Durante los días siguientes, miles vinieron con nosotros, maltratados, amoratados, y angustiados por los acontecimientos que habían transcurrido. Yo tuve la suerte de encontrar a mi hijo Phalaris entre los supervivientes, fui el único de mi asentamiento que había sobrevivido.
Pasaron días, semanas. Se puso de manifiesto que nuestro mundo, nuestro mundo roto, se había estabilizado, nuestro destino estaba nuevamente en nuestras manos. Aion, al parecer, se había marchado, él era quien proporcionaba el Aether que era la fuente de mi poder. Por primera vez en mucho tiempo, me volví a sentir vulnerable. No quería que me dominara el miedo, así que hablé con Asphel, para trazar los planes de reconstrucción de nuestro nuevo mundo.
Han pasado setecientos cincuenta años, durante este tiempo he visto como sucedían grandes cambios. Pronto nos quedamos sin leña, nuestros ojos se adaptaron a la oscuridad que nos invadía. Nuestro pueblo fue construido, y bautizado como Pandaemonium, pronto se expandió en una gran ciudad. Vi florecer a nuestro pueblo, adaptarse, evolucionar contra todo pronóstico, siempre bajo la dirección de nuestros Señores Shedim.
Nuestra evolución también fue física; nuestra piel pálida creció sumida en esta oscuridad, y en el duro suelo lleno de escombros que parecen cuchillas de afeitar ha convertido nuestros pies en garras. Nuestras manos también fueron agraciadas con garras, es como si dijéramos que ninguno de nuestra raza ira desarmado jamás. Estas marcas fueron lo mas difícil de aceptar, pero si fueron necesarias para nuestra supervivencia, y así lo fueron, entonces no hay otro remedio que llevar esta carga. Para nosotros son el precio a pagar por el intento de paz de Israphel, el cual Ariel fue tan tonta de apoyarlo.
Durante ese tiempo vi como Phalaris crecía y moría junto con sus hijos, y junto con los hijos de sus hijos. Así es la vida de un Daeva.
Capítulo 7 - Retribución
Un día ocurrió una cosa curiosa. Los fragmentos de la gran Torre hundidos en la tierra empezaron a emanar una suave luz, entonces de repente se elevaron hacia el cielo. Asphel ordenó a Archon, el más fuerte de nuestros Daeva, y a su unidad de la cual formo parte, que investigara.
Salimos de inmediato, encontramos un portal que nos teleportaba a otro mundo, a un lugar que estaba entre Asmodae y la parte Sur de Atreia, los pilares de piedra flotaban en el aire. En este mundo el Aether que necesito en mis habilidades flotaba en abundancia, tuve una gran sensación de alivio cuando descubrí que mis habilidades de volar seguían intactas. Volví a Pandaemonium y relate todo los visto a nuestros Señores Shedim. Asphel inmediatamente ordenó a Archon que protegiera ese portal, cuando pregunté por qué, no me contestaron, simplemente miraron al cielo, hacia la parte inferior de Atreia.
Dos días después, mientras estábamos planeando una segunda expedición a través del portal, los guardias estacionados en Morheim no se comunicaron con nosotros. Zikel, uno de los Señores Shedim y nuestro dios de la destrucción, tomó el relevo de Archon, incluyéndome a mí, para ir a investigar.
No habíamos viajado muy lejos cuando de pronto encontramos a un grupo de personas, afirmaban que eran de la parte Sur de Atreia, en pie, con sus armas desenfundadas. Parecían ángeles, y aunque hablaron poco, nos juzgaron de inmediato. Imagina – Ser juzgados por un crimen que ellos, no nosotros, habían cometido. No fuimos nosotros los cretinos de corazón blando, que dieron la bienvenida alos Señores Dragón dentro de nuestra torre en plena guerra – ¡Fueron ellos!.
La ira de Zikel era mas que evidente, arrojó a estos “Elyos” al suelo, demandando que maldijeran a Nezakan, uno de los señores Empíreos que fue tan débil como para pedir la paz a los Balaur. Zikel escupió, había demostrado que parte tenía la culpa. ¿Reconocerán estos Elyos los errores de sus señores y los condenerán por sus estupideces?
Su líder, un hombre llamado Deltras, lo rechazó todo. Ahora sabemos que el orgullo es la mancha de todos los Elyos, se negó a culpar a sus Señores, en su lugar maldijo a Zikel. Las espadas fueron desenfundadas, cargamos contra ellos, abatiéndolos como cobardes. No obstante, algunos de ellos lograron escapar; la mayoría hacia nuestra ciudad donde llenos de ira mataron a nuestras mujeres y niños antes de que pudiéramos terminar con ellos. Dos volvieron a su tierra, ensangrentados pero no vencidos.
Capítulo 8 - Un viejo enemigo, un nuevo enemigo
Ese día volvimos a Pandaemonium, y de inmediato decidimos unir nuestras fuerzas para la guerra en contra de los Elyos. Los días siguientes los combatimos, y estalló una Guerra a gran escala entre nuestros pueblos. Al poco tiempo, se nos presentó una nueva prueba, los Balaur, exiliados por largo tiempo en el interior del Abismo, encontraron una manera de escapar de su prisión. Su sed de sangre era la misma de antaño, y con sus antiguos aliados de nuevo a su lado no podemos subestimar su poder.
Los Elyos, se intentaron presentar como brillantes criaturas y con una cursi moral de superioridad, solo han tenido éxito en retraerse a sí mismos fuera de las profundas raíces de la historia, la cual nos da la fuerza a los Asmodians. Ellos desean olvidar el pasado, para despreciar la sangre que nuestros ancestros comunes vertieron en su nombre, como si fuera una mancha humillante.
Pero nosotros los Asmodians no deshonramos nuestro pasado. Cuando nos encontramos el uno al otro la primera vez en esa noche oscura, ensangrentados pero vivos en la orilla del Asmodae, buscamos un lema con el cual pudiéramos reconocernos a nosotros mismos… aun no habíamos evolucionado en nuestras nuevas formas, muchos estábamos alrededor de la luz del fuego.
‘Sangre por sangre’, vino como un susurro de la oscuridad, y a día de hoy aun no sabemos quién lo dijo… algunos dicen que fue Asphel, otros que Zikel, y otro claman que fue el mismo Aion, bendiciéndonos con su aliento de muerte. Pero cuando al día siguiente amaneció, pálido y sombrío, esas palabras estaban en boca de todos, y a nadie le importaba de donde habían venido.
La sangre debe ser derramada para vengar a aquellos que derramaron su sangre por nosotros. Y aquellos de nosotros que tenemos la misma sangre – los leales, los justos que hemos permanecido juntos a lo largo del tiempo, largas noches las de entonces – nos mantenemos y nos ayudamos los unos a los otros. El susurro se ha hecho eco durante siglos, pasando de madres a hijos, de padres a hijas, de capitanes a soldados, de familiares a familiares. Al igual que nuestra sangre, nos calienta y nos llama para la lucha.
Ahora hemos descubierto algo que ha dado a nuestra misión un sentido de urgencia. Con el paso del aire, nuestro planeta fluye Aether fuera de nuestra atmósfera. Hemos buscado durante meses la fuente del Aether, la buscamos por todo el Abismo, y por Asmodae, cuando la respuesta estaba justo en frente de nosotros.
Son las dos Torres. Una ponderosa resonancia aun existe entre las dos Torres, una vibración invisible entre las dos mitades de nuestro planeta. Es como si en memoria de la perdida Torre de la Eternidad, se llaman la una a la otra a través del vacío, y su comunicación ha creado el abismo.
El Abismo absorbe Aether, drenándolo como si fuera agua vertiéndose en el océano.
El Aether cada vez se propaga más delgado y mas fino con cada día que pasa, pronto afectará a nuestros Daevas, y a nuestro planeta. Atreia solamente sigue unida gracias al vínculo que Siel e Israphel crearon cuando sacrificaron sus cuerpos etéreos de Aether, un proceso que acabó con sus propias vidas. Pronto el Abismo debilitará estos lazos, y si se rompieran, nuestra atmósfera se derrumbaría, y todo el mundo en este planeta perecería.
Aun queda una táctica viable. La resonancia no puede continuar si solo sobrevive una de las Torres. Nuestro camino a seguir es claro: debemos destruir la Torre de la luz. Solo entonces podremos poner fin al derramamiento de sangre y salvaguardar las vidas de los Asmodian de la arrogancia y la tiranía de los Elyos.
No duraremos en esta ocasión. No habrá descanso para nuestras espadas, solo una brutal e irresistible ola de destrucción que finalmente echará de nuestra casa a esos tontos y arrogantes que infectan nuestras tierras.
Una vez más nuestro destino esta en nuestras propias manos. Sangre por sangre, nuestro lema, y con los duros Asmodians a mi lado, no pararemos, no desfalleceremos. Esta vez, no fallaremos.
- Kineas, Praefectus Castrorum de los Asmodian Archon.
Fuente: Aion-Esp por Anexion
-Muchos siglos atrás, los Asmodians de Atreia superior y los Elyos de Atreia inferior, eran un solo pueblo. Entre ellos no había división ni diferencias; de hecho, se abrazaban unos a otros como hermanos. Ahora están cargados cada uno de ellos con un implacable y profundo odio el uno del otro, y solo coinciden para reunirse con espadas, en lugar de brazos abiertos.
-Los acontecimientos que provocaron esta división han sido transcritos a continuación de cada una de las partes, y aunque hay verdades comunes en ambas historias, se ha hecho evidente que ambos también coinciden en errores comunes enturbiando las aguas. Estos conceptos erróneos pronto se convirtieron en folclore, hecho histórico, ya que cada parte buscaba a alguien para culpar por el cataclismo épico que se sucedió en su ahora, mundo roto.
Elyos:
Introducción: Hace un año, en este mismo día, llegaron. Los amigos... los malditos Asmodians. Aparecieron de la nada, saltando a través de uno de nuestros portales, sólo unos instantes después de que nuestros legionarios hubiesen abandonado... cobardes.
-Ellos nos masacraron, aunque nuestros valientes trataron al máximo de resistir sus ataques, esto hizo abrigar esperanzas reales de preguntarse ¿Qué tienen en contra estos inmortales? Corrí, no tengo ninguna vergüenza en decirlo, corrí y me escondí mientras que mis amigos y mis vecinos, mi familia y todos fueron asesinados.
-Alguien tiene que recordar actos como estos, pues es a través de estas acciones en las que un ser racional puede ver que de nuestro pueblo son honorables, y de que nuestro pueblo es malvado.
-Así que corrí, y me escondí, y cuando regresé se me ocurrió la solución de enterrar a los muertos. "¿Por qué?" Me pregunté: "¿Por qué alguien nos haría esto?" Fue entonces cuando me di cuenta de lo poco que yo sabía de la historia de nuestro planeta, y poco después de haber iniciado la investigación de lo que sucedió hace muchos años, daría lugar a que se nos consideraría en guerra a aquellos con los que una vez nos consideraron hermanos, los Asmodians. Dentro de estas páginas que leerá todo lo que he llegado a conocer Atreia, aquellos de nosotros que una vez vivimos y aquellos de nosotros que todavía viven en estas tierras sagradas.
¿Somos un pueblo arrogante? Tal vez. He visto la arrogancia entre los Elyos al igual que he visto calidez y generosidad. Los Asmodians sin embargo, he visto con mis propios ojos, que nos han hecho probar nuestra propia sangre. ¿No es evidente que esas criaturas, ahora retorcidas, viles monstruos, se han maldecido de Aion? ¿Es posible que los Elyos, bellos como somos, son bendecidos? ¿Somos un reflejo de los entornos en los que hemos sobrevivido, y vivido, o son un reflejo de nosotros? Sobre mi vida, no lo se.
-Mi nombre es Rafaela, y tengo mis investigaciones detalladas. Sólo puedo esperar que encuentre mis notas útiles y que puedan de alguna manera ayudarte a librar a este hermoso y roto mundo de estos demonios que ahora infestan.
Capítulo 1 - Creación:
-Innumerables milenios atrás, nuestro Dios, Aion, creó Atreia. Nuestro mundo es muy bonito, un planeta lleno de vida y color con los poderes de Aion, la Torre de la Eternidad que abarca el núcleo interno de nuestro mundo. Este fue un momento en que los Asmodians fueron las mismas personas, llamados simplemente seres humanos. Nuestro mundo está totalmente rodeado, y dentro de nuestra casa era iluminada por el suave resplandor de la torre. Ésta nos nutría, nos dio esperanza y nos apoyó en todos los sentidos. Estabamos a su vez, plenamente subordinados a nuestro Dios. Sabemos esto no sólo a través de historias y cuentos que se han transmitido de generación en generación, sino también en diversos objetos de arte e inscripciones que nuestros arqueólogos han encontrado al excavar los sitios a lo largo de Elysea.
-Aion, lo que había creado en este mundo para nosotros sigue siendo un misterio. Sin embargo, en retrospectiva, podemos ver que nuestro Dios tiene un desafío monumental en el ''almacén'' para nosotros, como una monstruosidad, fue convocado sucesivamente al oponer nuestra voluntad y la fuerza de nuestras convicciones a prueba.
Capítulo 2 - La edad de los Balaur:
-Fueron llamados, Los Draken y fueron terribles bestias. Algunas de nuestras mas antiguas historias, caracterizan a estos engendros y en la noche, nosotros aun contamos su mal comportamiento hacia los niños, su furia... y su sed de sangre. Aprendimos rápido a escondernos de ellos, usando la naturaleza como enclave, asi los hacemos fijarse en otros lugares. Aun así, hemos perdido a miles de nuestra especie, mientras que otras criaturas eran extinguidas por completo sin nada que hacer contra la implacable ofensiva de los Balaur. Otros como los Mau y los Krall fueron esclavizados por ''Los Draken'' y solo se mantienen con vida si usan sus fuerzas contra otros enemigos.
-Los Draken, fueron enviados por Aion para regir Atreia, a medida que su numero aumentaba, mas confianza ganaban. Sin embargo, eran codiciosos por el poder, tanto que olvidaron sus propósitos y hasta a su dios. Comenzaron a organizarse y alguno de sus miembros a liderar. Mas tarde, aprendimos sobre los Draken que justo en esos momentos comenzaron a poseer nuevos amos... los cinco Lores Draken, renombrándose con el nombre que hoy en dia conocemos como, los Balaur.
-La primera vez que nuestros antepasados vieron a los Balaur, pensaron que se trataba de una nueva especie, dbebido a su diferencia fisica y sus capacidades. Tras los primeros ataques fue cuando realmente conocieron sus verdaderos potenciales y su inexpirable deseo de acabar con toda vida conocida por doquier. Estas criaturas que habian sido bendecidas por Aion... fueron las mismas que sembraron terror y caos, atormentando todas las razas postergadas en la faz de Atreia.
-Los Balaur, olvidaron por completo su mision, se tornaron codiciosos y arrogantes y exigian mas poder del que Aion podia proporcionarles. Aion discrepando, amenazaba con las posibles consecuencias de destruccion tan terribles que poseia. El potencial de los Balaur se vio reprimido por Aion, estos hicieron de ellos mismos su propio dios, recreandose en belicismo y poniendo en peligro la mismisia Torre de la Eternidad.
Capítulo 3 - El Milenio de la Guerra:
-Nuestros antepasados fueron valientes, estuvieron unidos en defensa de la Torre de la Eternidad y del dios al que habian llegado a amar. Sin embargo, los Balaur, con su descomunal fuerza, eclipsaron sus filas y arrasaron con miles de ellos por doquier. Aion, en un desesperado padecer, creó a los Señores Empíreos, doce poderosas entes que ahora deberian regentar Atreia, para reestablecer el orden y perseguir a los Balaur. Aion también creó ''Aether'', que era una sustancia manipulada por los Señores Empíreos para protegerse así mismos y a sus seguidores de los implacables Balaur. Esta sustancia, también sirvio para crear un escudo protector que envolvia a la torre de Aion, eran tan enorme que permitio a nuestro antepasados cobijarse en ella y poco a poco pudieron ir restableciendo cierta apariencia a lo que es una civilización.
-Así se inició la guerra del milenio, un conflicto presenciado por toda criatura y tierra que se encontraba fuera de nuestro gran escudo Aetheric, contemplaban agonizantes como los Balaur culminaban todo aquello que se les anteponian. Aun conservamos inscripciones de nuestros antepasados, donde se representa la gran batalla de los Señores empíreos contra los Balaur, y junto a los empíreos los humanos, usando tambien la sustancia Aether como protección. Estos humanos eran conocidos como Daeva, y con el paso del tiempo eran capaces de desatar un poder mayor al nuestro. Eran practicamente semi-dioses, pronto, serían la clave mas importante para nuestro futuro y su esperanza. De echo, sus capacidades para volar nos hicieron creer que llegaban a ser ángeles, enviados por aion para poner orden y estabilidad a nuestro mundo.
-La guerra fue asoladora durante años, mientras tanto un bando alcanzó conquistar la parte superior, fue como una ''competición'' que acabó equilibrada. Si un bando era proclamado victorioso, el coste por dicha victoria seria pagado insoportablemente por el pueblo. (expresion rara, se supone que cuando un bando ganaba, el otro bando atacaba a los civiles del poblado)
-Temo continuar con esta agobiante y desmoralizadora guerra, los Señores Empíreos, comenzaron a buscar otras formas de terminar con esta odiosa guerra...
Capítulo 4 - Esperanza:
-De todos los lores empíreos, el que más hablaba de nosotros, la gente, era una bella figura llamada Ariel. En una de sus primeras noches en Atreia, Ariel bajó de la torre de Aion para hablar junto a nosotros, alrededor de la hoguera. Fue paciente y cuidadosa, nos contó todo lo que necesitabamos escuchar. Los Balaur, tan poderosos y aterradores, no se atrevian a cruzar la frontera del escudo Aetheric. Por primera vez en muchos, muchos años, estábamos realmente seguros. Todavía tenemos la talla de piedra que representa a la noche, con esta gran figura femenina, con los brazos abiertos, nos observan llorar lágrimas de alegría y alivio, como hemos celebrado por primera vez en muchos, muchos años.
-Cuento esto de Ariel ahora, porque por primera vez, ella fue quien con la sabiduría del señor Israphel propuso algo inesperado, vió que la paz era la única opción. Fue ella quien tuvo la visión de saber que la victoria, sería posible de todas formas, fue la única que tuvo la valentía de ponerse frente a los Lores Empíreos condenando su sed de batalla, su vanagloria, que era realmente lo que emanaba de ellos.
-Se hizo eco de la opinión junto a Israphel, sobre de que valdría quedar en la misma situación atrapados después de una guerra de mil años. ¿Quienes les darían garantía de saber si esa guerra no seguiría despierta tras dos, tres o mil años? Ariel vio, como Israphel había visto, que al continuar con esta guerra agotadora, corrían el riesgo de perder algo más que meras cifras. Perderían la única cosa que los elevó por encima de los Balaur, y las demás bestias feroces en el mundo: nuestra humanidad. Bien se sabía que Israphel detestaba a los Balaur más que nadie.
-No se sabe exáctamente lo que se comentaba entre los Lores Empíreos a raíz de la opinión de Israphel, pero lo que sí se supo, es que había controversias entre Ariel y algunos de los lores más belicistas. Estaba clara la decisión de buscar la paz sin oposiciones, pero por primera vez aparecieron grietas en nuestro frente unido.
-Pero ningún tipo de guerra podrían negar la autoridad de Israphel y Siel que actuaban como guardianes de la torre. Ariel y los cuatro Lores benditos que se pusieron de su lado abogaron por muchas horas largas, pero esto era sólo el acuerdo de Siel que selló la publicación de una vez por todas. Los Guardianes habían hablado: habría paz.
-Nuestros antepasados se alegraron. ¿Cómo no iban a hacerlo? Pero la explosiva ira del Lord Asphel y de sus ruidosos y furiosos subalternos se negaron. Un nuevo camino se anteponia ante nosotros, y nadie se atrevería a desafiarlo. Ariel, llevó a Aion la esperanza y fidelidad en una canción. Y por primera vez en muchos siglos, desafiariamos a la esperanza.
Capítulo 5 – El cataclismo épico
Amaneció… era el día de la conferencia de paz. Nuestros ancestros se despertaron y fueron en busca de los cinco Señores Dragones, líderes de los Balaur, se aventuraron solos, fuera de la protección del escudo Aetheric. Las descripciones que tenemos de ese día nos muestran a criaturas físicamente enormes, tanto, que superaban con creces a los Balaur.
Siel e Israphel, los dos Señores Empíreos encargados de la protección de la Torre, disminuyeron la potencia del escudo Aetheric, e invitaron a los Señores Dragones dentro de la torre para negociar con ellos. En ese momento estas criaturas tuvieron la oportunidad de destruirnos por completo, pero decidieron no hacerlo, en vez de destruirnos caminaron pacíficamente por nuestros asentamientos y por nuestra Torre. Quizás ganamos su respeto a través de nuestra determinación, y quizás esta confianza que nosotros y Ariel pusimos en ellos no estaba fuera de lugar. Asphel estaba presente, y con él también estaban sus compinches, con sus oscuras caras. La conferencia de paz comenzó, al principio las negociaciones progresaron bien. Pero poco después, algo ocurrió, algo, que sucedió en un momento.
Aun hoy en día hablamos de lo que ocurrió ese día, de repente se escucharon gritos de pánico, todos supimos de que se trataba: los beligerantes tendrían su guerra, aunque tuvieran que sacrificar todo Atreia para conseguirlo. De repente vimos a Asphel moverse rápidamente y golpear al Señor Dragón Vitra. Los Balaur no malgastaron su tiempo con palabras. En un instante, el caos se adueñó de la situación y hubo una gran matanza.
Con su odio duplicado, se abrieron camino a través de nosotros y se adentraron dentro de la propia sustancia de Aion. Las paredes de la Torre se agrietaron, y empezaron a fragmentarse.
Ariel lloraba mientras intentaba mantener la Torre de Eternidad intacta. Se desplazó a la base Sur de la Torre para darle energía, acompañada de todos los Señores que la apoyaban, ella era lo único que se interponía entre Atreia y la destrucción. Asphel y su grupo, fueron al norte con el mismo propósito, sin duda dejaron a un lado la repentina reanudación de las hostilidades y fueron a hacer su deber, mantener la Torre intacta.
A pesar de la lucha de Aiel, los Señores fallaron. La Torre gimió, y fue destruida de principio a fin. Aion cayó.
Se me hace difícil explicar lo que sintieron nuestros antepasados cuando la gran Torre que se alzaba en el interior de Atreia se hizo añicos.
Al darse cuenta de que Atreia se estaba muriendo, Siel e Israphel sacrificaron sus vidas. Cada uno de ellos donó su cuerpo de Aether, su sangre, y en los últimos momentos los utilizaron para salvar a nuestro pueblo.
Millones murieron en los que ahora conocemos como la época del cataclismo. Por último, igual que escombros, observamos que le había ocurrido a nuestro hermoso mundo: Aion, la Torre de la Eternidad, se hizo pedazos, y nuestro mundo se rasgó en dos.
Capítulo 6 - Liberación
Soy un Elyo, somos el pueblo que habita en la mitad Sur de Atreia, a nuestro nuevo mundo le hemos llamado Elysea. Al principio nuestros ojos fueron deslumbrados por nuestra estrella, ya que la luz que emitía nuestra Torre de la Eternidad se había disipado. Pero pronto nos adaptamos, así que en poco tiempo estuvimos celebrando el vivir en este nuevo mundo. Mirando hacia el cielo podemos ver los restos oscurecidos de la parte Norte de Atreia, girando lentamente como si se aferrara desesperadamente a nuestro glorioso Santuario.
La luz de nuestra nueva estrella era magnífica, y pronto convirtió nuestros pobres campos en frondosos pastos, de la misma forma fuimos convertidos en seres de una gran belleza. Nuestra piel brilló con fuerza, nuestros corazones se hicieron más fuertes y seguros. Aion, con una rápida decisión, hizo que ocurriera de esta forma. Nosotros los Elyos: los elegidos por Aion, hemos sido enviados deliberadamente por nuestro Dios al ¡Paraíso!. Un mundo al cual los Balaur no pueden llegar - Ariel nos contó que Siel e Israphel les desterraron a un vacío desconocido, justo antes de que esos nobles Daeva sacrificaran sus vidas durante la Época de Cataclismo.
Los cinco Señores Empíreos que fueron enviados por Siel e Israphel nos acogieron bajo su protección, y se llamaron a sí mismos como los Señores Seraphim. Los Señores Seraphim nos contaron como lucharon nuestros ancestros, y como los otros cinco Señores Empíreos provocaron e insultaron a los Balaur, conduciéndolos hacia nuevos conflictos. Nuestro mundo, que una vez fue tan estable y armonioso, ha sido dividido en dos, y la culpa de todo esto la tienen las acciones de los cuatro Señores Empíreos y su maldito líder, Asphel.
El primer paso fue reconstruir nuestras vidas, y con ellas nuestra nueva ciudad, una gloriosa creación realizada para nuestro nuevo mundo y para nuestros Señores, a la que llamamos Sanctum. Juramos proteger nuestro nuevo hogar, y los más fuertes Daeva fueron nombrados guardianes por los Señores Seraphim.
Setecientos cincuenta años pasaron de esta manera en Atreia. La mayor parte del tiempo estuvimos en paz, y prosperamos lo mejor posible. Sin embargo, las cosas iban a cambiar de nuevo, en cuanto nuestro planeta empezara a sanarse él mismo.
Capítulo 7 - El abismo y la Legión Storm
Después del cataclismo, lo único que quedó de nuestra Torre fueron dos tocones como recordatorio, uno en nuestro mundo, y el otro aun visible en la parte superior de Atreia. La mayor parte de la Torre fue destruida, los restos están esparcidos entre los dos mundos.
Un buen día, la tierra alrededor de estos restos se empezó a elevar, y lentamente los fragmentos levitaron hacia el aire por sí mismos. Enviamos a nuestros guardianes más bravos para que investigaran el fenómeno, y descubrieron portales que conducen a trozos flotantes de la Torre de Aion, en un extraño reino donde el Aether fluye como el agua.
A este mundo lo llamamos el abismo, y poco a poco nuestros Daeva se aventuraron en él, explorando este entorno nuevo y volátil. Encontraron un mundo rico en Aether del que Aion había dado a los Señores Empíreos, y el cual los Daeva manipularon cuando estábamos en guerra con los Balaur. Perdimos a muchos Daeva, muchos de los portales eran inestables, y los tuvimos que cerrar, exiliando a cualquiera que lo hubiera atravesado.
Un buen día abrimos otro portal, más grande y estable que otros. Nuestro guardián Deltras lo atravesó, y en el otro lado, encontramos algo asombroso. Su legión, la Legión Storm, estaban en la mitad superior de Atreia, y cuando miraron a través del cielo, no vieron los tristes restos de la Torre de Aion y la parte superior de Atreia, si no que lo que vieron fue su propio mundo de Elysea, bañado con la cálida luz del sol.
Poco a poco, cautelosamente, comenzaron a moverse, explorando cuidadosamente esta tierra desconocida que hace tiempo perteneció a su mundo. Era una tierra oscura y aprensiva, llena de susurros y fugaces sombras. Ahí descubrieron a los Asmodians, hombres y mujeres que antaño fueron nuestros hermanos, pero se habían convertido en deformadas y torcidas criaturas. Y lo que era aun peor, esas pesadillas eran dirigidas por uno de los asesinos de los Señores Empíreos, un ser cruel llamado Zikel.
Estaba oscuro; nuestros Daevas no podían ver bien, y pronto fueron capturados por Zikel y sus monstruos. Este ser, al que hace tiempo veneramos junto con el gran Aiel, tiró a Deltras al suelo, demandándole que maldijera a los Señores Seraphin y reconociera su debilidad. Deltras, valiente y noble como siempre, mantuvo el honor de los Elyos. Se negó a maldecir a los Señores Seraphim, en lugar de esto maldijo al arrogante Zikel en su propia cara.
Los Asmodians atacaron, y quienes estábamos esperando al otro lado del portal vimos volver solo a dos de los nuestros, ensangrentados y heridos.
Capítulo 8 - Un Nuevo enemigo, un Viejo enemigo
Estábamos sorprendidos. Sorprendidos de que alguien hubiera podido sobrevivir en esa desolación, en esas tierras congeladas de encima nuestra, sorprendidos en lo que se habían convertido los Asmodians. Rápidamente movilizamos a nuestras Legiones, y nos preparamos para la guerra.
Aion volvió a poner a prueba nuestra determinación, un tercer portal fue abierto y estabilizado, de él salió un horror que jamás esperábamos volver a ver - los Balaur. Rápidamente consolidaron sus fuerzas, convocando a los Krall ya los Mau a su lado, también forzaron a razas más débiles a su sumisión. Su ira era mayor que nunca, y nosotros somos los más odiados por los Balaur.
Debemos soportarlo. Nosotros los Elyos somos la luz del amanecer, la promesa de un mañana mejor. Somos la vida, la alegría de la vida, somos el puño que derrotará a todos aquellos que intenten apagar nuestra luz.
Aun así, todos nosotros, desde el peor hasta el mejor, hemos sufrido alguna duda. ¿Hemos sido bendecidos con el favor de Aion? ¿Son nuestros líderes honestos y sabios? ¿Podrá nuestra gran misión de llevar a todas las tierras la civilización bajo el gobierno de los Elyos, tener éxito? ¿Somos mejores que aquellos monstruos a los que nos oponemos? Y la más profunda, la más traicionera de todas las dudas: ¿Tenemos el derecho de hacerlo?
Estos dolores del alma no pueden ser curados con reflexión y debate. Requieren una apelación al espíritu. Una leyenda muy antigua – posiblemente datada durante la época del cataclismo – habla de un joven Elyos que estaba azotado por las dudas, rezó a la Señora Ariel para que le orientara. Tuvo una visión de una amable gloria, ella levantó sus manos por encima de los hombros y dijo las siguientes palabras:
“Fe y armas”
Los jóvenes Elyos que lean mis palabras que las tengan muy en cuenta. No discutan, no se preocupen: tomar las armas en nombre de los Señores Seraphim, adelante! Cuando marchamos todos juntos, nuestras Legiones brillan como el acero, y el amor de nuestra señora llena nuestros corazones, entonces todas nuestras dudas desaparecen con el rocío de la mañana.
La fe por si sola es admirable, cierto, pero los Elyos rechazamos ser mártires. Las artes Marciales también pueden ir solas, pero sin el conocimiento de grandes poderes, se degrada a la mera brutalidad de los Asmodians, y las lanzas se agitan en perversos juegos de los señores de la guerra. Pero fe y armas juntas, unidas en las sagradas plegarias que realizamos en Elysea, tiene el poder de preservar nuestra noble misión y el sello de la promesa de un futuro mejor para todos.
Se lo debemos en gran medida a los que han ido. Nuestro mundo, esta tierra en la que vivimos, nos fue otorgada por Siel e Israphel a cambio de sus vidas. Creímos que esta nueva vida era un sustento para nosotros, nos dio la oportunidad de saborear y disfrutar la victoria sobre los Asmodian a quienes una vez los tratábamos como hermanos. Sin embargo, todo cambió, cuando supimos, totalmente por accidente, de algo terrorífico…
Atreia se esta muriendo. Nuestro mundo fluye Aether continuamente a través del Abismo, y a no ser que este flujo sea controlado, se deriva, entonces esta fuente de vida se agotará. Nuestro mundo, solo se mantiene unido por el acto final de sacrificio de Siel e Israphel, simplemente se deshacerá, y las mitades vacías que una vez formaron este grande planeta se irán a la deriva por el espacio para siempre. Toda vida será extinguida en un abrir y cerrar de ojos, y todo lo que hemos logrado, todo lo que hemos trabajado, se perderá.
Pánico, nuestros sacerdotes y nuestros sabios comenzaron a investigar posibles soluciones. Fue entonces cuando encontramos una solución.
El abismo es un eco de la gran Torre de la Eternidad que hace tiempo estuvo en el centro de nuestro mundo. Solamente existe gracias enormes fuerzas arcanas que aun resuenan entre los dos portales de las Torres… un muro de fuerza sobrenatural, es como la fuerza titánica que se forma entre dos polos magnéticos. Si destruimos la Torre de Oscuridad de los Asmodian, se colapsará el muro, cerrando el Abismo para siempre. No solamente libraríamos a este mundo de su oscura y triste cicatriz, si no que salvaremos nuestro mundo de la destrucción, y entregaremos a nuestra gente el paraíso eterno que nos concedió Aion!
Esta es nuestra prueba final, nuestro ultimo obstáculo antes de que podamos tener nuestra recompensa. Debemos destruir a los Asmodians y a su patético mundo: debemos salvar Atreia.
¡Fe y armas!
- Rafaela Semperti.
Punto de vista de los Asmodians:
No siempre fue así. En un momento las dos partes de este mundo fueron una misma, nos sentíamos unidos como hermanos. Se buscaron los mismos, hemos tenido los mismos ideales y compartimos un propósito común, para proteger la Torre de la Eternidad. Cuando esto cambió, lo destruyeron todo. Nuestro mundo y nuestro pueblo se ha desgarrado.
En la mitad inferior de este mundo, encontrará un somero y, sin embargo, existen templos encantados con el pecado, la avaricia y la gula, orgullo fuera de lugar y de aplastamiento y arrogancia. Aquí encontrará los Elyos, una raza despreciable de la criatura sin alma cuya existencia se dedica a diezmar todo lo que es bueno en este mundo. No se dejen engañar por su aspecto santo, bajo la piel pálida que establece nada más que oscuridad.
-La mitad superior de este mundo es donde nosotros nos encontramos, los Asmodians, llámelo hogar. Después de la epopeya nos empujaron a la oscuridad, hacia lo desconocido, y no tuvimos otra opción que adaptarnos y sobrevivir. Todos y cada día nuestro mundo nos ha enseñado algo nuevo, abrimos los ojos a nuevas posibilidades y nos dieron la fuerza inquebrantable para reconstruir nuestras vidas una vez más. Es a través de nuestras experiencias que hemos logrado tanto, no todos los días se da la oportunidad de empezar de nuevo.
-En primer lugar una introducción, mi nombre es Kineas y yo soy un Daeva, un ser creado durante la gran lucha contra los Balaur. Yo, junto con mi pueblo, hemos hecho todo lo necesario para asegurar nuestro lugar que nos corresponde en Atreia, y vamos a hacer todo lo posible para proteger lo que es legítimamente nuestro. Si se trata de la guerra que los Elyos anhelan, entonces es que la guerra tendrá. El tiempo para la paz es largo, todo para lo que antes tuvimos tiempo de hacer, ahora es castigo.
-Después de todo lo que ha sucedido en nuestro mundo, creo que es mi deber poner las cosas sobre los acontecimientos que nos traen aquí para el día de hoy. He escrito este diario, recuento los años que llevaron a nuestra actual posición, tal vez se llega a entender lo que causó este mundo que nos llevó a cambiar.
Capítulo 1 - La Unión:
-Voy a hablar primero de la época que existía incluso antes de mis tiempos. Nuestras historias nos hablan de de tierras verdes y abundantes pastos, un mundo en el que podemos prosperar y crecer felices con nuestras familias. Esta fue la época que existía incluso antes de que Elyos y Asmodians existieran, cuando se conocían simplemente como seres humanos. Atreia fue uno, a su conjunto. A medida que fueron cada uno con otro, no hay división, no entre nuestros mundos, ni entre nuestros pueblos.
-Años pasados como este, y todas las cuentas de nuestros antepasados fueron los contenidos. No puedo dejar de sentir coraje por este concepto, que no valoraron este paraíso que se les dio, y que hubo incluso ideas de porque este mundo se concedió. Sin embargo, a sabiendas de lo que ha sucedido desde este momento le da contexto, y tal vez es sólo a través del beneficio de la retrospectiva que podemos entender, esos tesoros que alguna vez tuvo. Quizá incluso este terreno baldío que ahora llamamos hogar es un paraíso en comparación con algunas otras tierras, aunque me resulta difícil imaginar un lugar similar a este.
-Las cosas pronto cambiarían. Poco sabemos el horror de Aion, que habbría en el almacén para nosotros, como nuestro mundo está a punto de ver una gran y persistente pesadilla. Se acerca un estallido, una hostilidad incontrolada por saciarse de guerra.
Capitulo 2 - Una Malvada Creacion:
-Hablare sobre estas pesadillas... ''Los Draken'', fueron terribles criaturas de gran poder. Enormes y pesados, nuestras armas fueron inutiles contra sus templadas pieles. Peor aun, podian extender sus extremidades y tomar el cielo al instante haciendo asi que nuestras defensas quedasen obsoletas. Pero mi pueblo rapidamente aprendio a esconderse de ellos... Junto con la naturaleza, se convirtieron en algo habitual segun se expandian. Las oscuras siluetas creadas por aion, se conviertieron en algo que surcaba nuestros cielos como algo común.
-Su deseo por el poder fue insaciable, toda especie sucumbió bajo la furia de los Draken. Trajeron consigo el mismisimo ardiente infierno, dejando como estela carbon y tierras arruinadas. Tras las primeras matanzas de estas bestias, se dio a conocer su inteligencia. Tras las belicas actuaciones de los Mau y los Krall, los Draken optaron por no destruirlos, pero en lugar de eso... quedaron sometidos despues de haberles jurado lealtad a sus nuevos amos. Alrededor de esta epoca, donde los Draken experimentaron una evolucion, algunos de sus miembros comenzaron a crecer mas, mas fuertes e inteligentes que el resto de sus compañeros. Estas criaturas fueron nombradas Dragones, no Draken, y de su numero, cinco asumieron el mando del resto, los cinco conocidos como los cinco Lores Draken.
-Los cinco Lores Draken, despertaron y reorganizaron sus fuerzas. Nombraron rangos militares en su sociedad y renombraron su pueblo, los Balaur. Bajo un nuevo estandarte volvieron a atacar con vigor, culminando a los popcos grupos que se atrevieron a oponerse.
-Aun insatisfechos y en busca de sus amenazas mas poderosas, dirigieron su mirada al dios de Atreia, Aion, exigiendo los mismo poderes que Aion poseia. Aion se negó, y los Balaur sembrados en colera e impulsados por su codicia, empredieron su propio dios, ellos mismos, y reunieron sus fuerzas para atacar La Torre de la Eternidad.
Capitulo 3 - Ascensión:
-Las manos de Aion se vieron forzadas, y en represalia, creó doce ''figuras'' nombradas Señores Empíreos. Criaturas poseedores de una fuerza y belleza que nunca antes se habia presenciado, y al igual que los Balaur, podían volar gracias a una extraña y curiosa sustancia llamada Aether. Nuestra fe en dios y nuestra devocion por Atreia fue reconocida; estas criaturas fueron creadas semejantes a nuestra imagen y consiguieron salvar el mundo al cual nosotros llamabamos hogar.
-La inevitable batalla comenzó, pronto, se convertiria en una duradera y sangrienta guerra. Nos dieron protección dentro de la torre de Aion gracias al gran escudo Aetheric creado por los empireos. Desgraciadamente el escudo no pudo cobijar a todo el mundo y todo lo que quedo tras el escudo quedó dominado por los Balaur. Fuera del escudo los Señores Empíreos eran reducidos igualmente a los Balaur, y los Balaur se percataron de esto e intentaron atraer a los empireos, pero todo lo que se anteponia a los empireos acabo masacrado. Los Balaur fueron criaturas crueles y sus acciones solo crecia nuestro odio hacia ellos.
-Tras el paso del tiempo, estos hechos fueron denominados como la guerra del milenio, una epoca donde los humanos podian prosperar gracias y bajo la proteccion de las alas de los empireos. En esa epoca fue donde yo nací, todo este tiempo he crecido hasta hacerme un hombre joven, encontré el Aether que Aion proporciono a este mundo y que fue tan adverso, me afectó drasticamente. Aether me respondió, y yo a el, pronto mi talento destacó, y los que me observaban afirmaban que solo lo habian visto una vez antes, los Daeva, que nacian con una habilidad innata para manipular el aether usado por los Señores Empíreos. Poco a poco he aprendido a usar estas habilidades, al principio solo podía hacer cosas como enfriar el aire que me rodeaba, pero despues podia congelar cualquiero cosa que se me opusiera y generar bolas de fuego para abatir a los Balaur. Me sentia venerado, casi como un dios, yo, el hijo de un simple agricultor, podia hacer daño a los Balaur, fue una bendicion de Aion de la que yo ahora podria volver a dar esperanza.
-Pronto el numero de Daevas aumentó, y nuestros Señores Empíreos nos movilizaban para crear fuerzas de combate. Me uní a la legión que progresó rápidamente, me adentré entre las filas dejando a mi hijo infante, un muchacho llamado Phalaris, atrás.
Capítulo 4 - Cobardía:
-Progresé más entre las filas. Mis habilidades de hechicero, superaban a las de un Daeva, y en ese mismo año, me concedieron el mando de una legión. La lucha era feroz, y mientras nosotros a menudo éramos expuestos al peligro ante los Balaur, nuestros Lores Empíreos eran siempre cuidadosos para protegernos. Nuestras habilidades y tácticas se mejoraron, y tarde o temprano fuimos capaces de comenzar a matar sus dragones más jóvenes, más tontos, antes de que nos forzaran a retirarnos tras nuestro escudo de Aetheric. Eran pequeños pasos, pero como todo padre sabe, un niño debe aprender a andar antes que a correr.
-Entonces llegó el día en el que todos nos asombramos. Lord Israphel, uno de los dos guardianes de la Torre de Eternidad, despreció a los dragones que decian que debería haber paz entre ellos. Razonó, el objetivo de la guerra no era eliminar a los Balaur, sino proteger la torre de la eternidad.
-Quedé asombrado, uno de nuestros salvadores perdió la audacia tan fácilmente... su coraje y feroz determinación se habian desvanecido. Al principio los Lores estaban consternados, por aquel entonces la idea de paz era algo inconcebible.
-Sin embargo, fue poco antes de que los Lores mas débiles demostrasen que no tenian agallas para la guerra. Ariel fue la primera en capitular, habló de la sabiduría de Israphel, con el atrevimiento de proponer la paz. Ella tenia la audacia para decirnos a los Daevas, como actuar y pensar.
-Ariel y sus seguidores olvidaron con rapidez el sacrificio de un millar de años. Un preciado valor, que se colocaba sobre la sangre derramada de nuestros familiares antepasados.
-Otro de los Lores aún conservaba un espçiritu de acero. Yo como Daeva llegué a conocer a algunos Lores y con el que mejor y más agusto trabajé fue con el digno señor Asphel. Sus decisiones simpere fueron fuertes, y siempre en sus decisiones era cuando se daba el mayor éxito. Su forma y su capacidad fueron una inspiración para muchos de nosotros. Cuando discrepaba de Ariel, veiamos en la cara de Asphel nuestra lealtad. Ariel proponía la iniciativa de paz, una ingenua y equivocada pérdida de tiempo.
-La sala estalló en furia. Aún suena en mis oidos las acusaciones, las palabras y la confusión, ya que cada una de las partes estaba en contra de la otra. Israphel hablaba a Siel insistiendo en que podrian defender a Aion trabajando en nombre de la paz en vez de con la guerra.
-Para mantener el orden en la gran sala, salimos de esta y dejamos solos a los doce Lores Empíreos en discusión. Me fui con compañeros de armas que conocía del lord Asphel, otros por las noche se agrupaban para hablar, cobardes, se formaban grupos de dignos, o débiles.
-Hemos esperado pacientemente los resultados de esa noche. Se sabía que no había manera de que la paz llegase a ser entre nosotros y los Balaur. Empecé a recordar, las décadas de lucha donde mi familia y mis amigos quedaron masacrados. Yo sabía que Siel se alegraba de la propuesta de Israphel. La decisión final de los Lores me estremeció, nos dejó a mi y a mi legión aturdidos. Siel sucumbió. La decisión fue definitiva, trataríamos con los Balaur.
-Asphel entró en furia, levantó el vuelo y yo lo seguí, y tras de mí, mis amigos Daevas.
Capítulo 5 – El cataclismo épico
Así que, pasados unos días, comenzó la conferencia de paz. Como muestra de respeto hacia los cinco Señores Dragones, redujeron el escudo Aetheric de alrededor de la Torre, y los invitaron dentro de esta colosal estructura para realizar las negociaciones.
Fueron unos minutos eternos. Miré los ojos de mis legionarios, y vi la desconfianza y el odio de que nuestras convicciones fueran tan débiles como para haber cedido ante estas bestias, nos hemos puesto de rodillas ante ellos para que traten con nosotros. Me volví hacia mi centurión de más confianza, y me dirigí a hablar con él, cuando, tan rápido como un chasquido, todo cambió. Hubo gritos, confusión, una derrota. Uno de los Balaur calló, y Lord Asphel estaba listo para luchar, sus ojos brillaban.
Los Balaur atacaron. Siel e Israphel gritaron una vez para subir el escudo Aetheric pero en la segunda vez, nos fallaron. Perdidos en el tumulto no pudieron actuar correctamente para defender la Torre. Bajo las rabiosas garras y las armas de los Balaur, La Torre comenzó a astillarse y a fragmentarse.
Recuerdo el rostro torturado de Israphel, azotado por la culpabilidad, se dirigió con Lord Asphel y con todos sus Daeva a la región Norte, mientras tanto Siel marchó con Ariel y los suyos al Sur. Aun quedaba esperanza. Trabajando en dos grupos, uno en cada extreme de la Torre, los Señores Empíreos harían todo lo posible para impedir la destrucción de la Torre.
Lo hicimos rápido. Esos en el Sur, ahora lo sabemos, no lo hicieron.
En un instante a la vez que la torre de la Eternidad se derrumbaba el mundo se oscurecía. La gente salió corriendo y gritando en todas direcciones.
Recuerdo ese momento como si fuera ayer; recuerdo mirando hacia arriba y viendo como caían pedazos de la Torre, iluminado solo por la luz de la gran estructura. Recuerdo estar allí de pie, inmóvil mientras un gran fragmento de la Torre caía sobre mi. Recuerdo muy bien ese día… fue el día que encontré otro regalo por ser un Daeva: inmortalidad.
Me desperté, vi a través de nuestro gran mundo, Atreia estaba dividida en dos partes. La mitad inferior se había envuelto con una luz intense y brillante, mientras que la nuestra se había sumido en el frío, en la oscuridad desolada.
La conferencia de paz había terminado.
Capítulo 6 - Secuelas
Lentamente nuestros ojos se iban adaptando a la luz, y poco a poco nos íbamos encontrando los unos a los otros. Nuestra gente estaba angustiada, aterrorizada: nadie sabía como había sobrevivido. Calmé a la gente diciéndoles que encontraría la forma de hacer un campamento y calentarnos; después me dirigí hacia el tocón que fue la base de nuestra torre.
Fue allí donde encontré una bendición: los cinco Señores Empíreos que fueron enviados para mantener intacto Aion estaban vivos. Nos juntaron a todos, y nos dijeron que nuestro mundo había cambiado para siempre, y nos explicaron el por qué. Había ocurrido lo peor en el intento de paz, habían muerto millones, y Siel e Israphel, los dos guardianes de la Torre, habían sacrificado sus vidas para que nosotros pudiéramos vivir en su lugar. En vida cometieron una gran locura, pero sus muertes no fueron sin honor, y en silencio estuvimos recordándoles.
Poco después regresé al campamento y ayudé a construir un enorme fuego para atraer al resto de supervivientes. Durante los días siguientes, miles vinieron con nosotros, maltratados, amoratados, y angustiados por los acontecimientos que habían transcurrido. Yo tuve la suerte de encontrar a mi hijo Phalaris entre los supervivientes, fui el único de mi asentamiento que había sobrevivido.
Pasaron días, semanas. Se puso de manifiesto que nuestro mundo, nuestro mundo roto, se había estabilizado, nuestro destino estaba nuevamente en nuestras manos. Aion, al parecer, se había marchado, él era quien proporcionaba el Aether que era la fuente de mi poder. Por primera vez en mucho tiempo, me volví a sentir vulnerable. No quería que me dominara el miedo, así que hablé con Asphel, para trazar los planes de reconstrucción de nuestro nuevo mundo.
Han pasado setecientos cincuenta años, durante este tiempo he visto como sucedían grandes cambios. Pronto nos quedamos sin leña, nuestros ojos se adaptaron a la oscuridad que nos invadía. Nuestro pueblo fue construido, y bautizado como Pandaemonium, pronto se expandió en una gran ciudad. Vi florecer a nuestro pueblo, adaptarse, evolucionar contra todo pronóstico, siempre bajo la dirección de nuestros Señores Shedim.
Nuestra evolución también fue física; nuestra piel pálida creció sumida en esta oscuridad, y en el duro suelo lleno de escombros que parecen cuchillas de afeitar ha convertido nuestros pies en garras. Nuestras manos también fueron agraciadas con garras, es como si dijéramos que ninguno de nuestra raza ira desarmado jamás. Estas marcas fueron lo mas difícil de aceptar, pero si fueron necesarias para nuestra supervivencia, y así lo fueron, entonces no hay otro remedio que llevar esta carga. Para nosotros son el precio a pagar por el intento de paz de Israphel, el cual Ariel fue tan tonta de apoyarlo.
Durante ese tiempo vi como Phalaris crecía y moría junto con sus hijos, y junto con los hijos de sus hijos. Así es la vida de un Daeva.
Capítulo 7 - Retribución
Un día ocurrió una cosa curiosa. Los fragmentos de la gran Torre hundidos en la tierra empezaron a emanar una suave luz, entonces de repente se elevaron hacia el cielo. Asphel ordenó a Archon, el más fuerte de nuestros Daeva, y a su unidad de la cual formo parte, que investigara.
Salimos de inmediato, encontramos un portal que nos teleportaba a otro mundo, a un lugar que estaba entre Asmodae y la parte Sur de Atreia, los pilares de piedra flotaban en el aire. En este mundo el Aether que necesito en mis habilidades flotaba en abundancia, tuve una gran sensación de alivio cuando descubrí que mis habilidades de volar seguían intactas. Volví a Pandaemonium y relate todo los visto a nuestros Señores Shedim. Asphel inmediatamente ordenó a Archon que protegiera ese portal, cuando pregunté por qué, no me contestaron, simplemente miraron al cielo, hacia la parte inferior de Atreia.
Dos días después, mientras estábamos planeando una segunda expedición a través del portal, los guardias estacionados en Morheim no se comunicaron con nosotros. Zikel, uno de los Señores Shedim y nuestro dios de la destrucción, tomó el relevo de Archon, incluyéndome a mí, para ir a investigar.
No habíamos viajado muy lejos cuando de pronto encontramos a un grupo de personas, afirmaban que eran de la parte Sur de Atreia, en pie, con sus armas desenfundadas. Parecían ángeles, y aunque hablaron poco, nos juzgaron de inmediato. Imagina – Ser juzgados por un crimen que ellos, no nosotros, habían cometido. No fuimos nosotros los cretinos de corazón blando, que dieron la bienvenida alos Señores Dragón dentro de nuestra torre en plena guerra – ¡Fueron ellos!.
La ira de Zikel era mas que evidente, arrojó a estos “Elyos” al suelo, demandando que maldijeran a Nezakan, uno de los señores Empíreos que fue tan débil como para pedir la paz a los Balaur. Zikel escupió, había demostrado que parte tenía la culpa. ¿Reconocerán estos Elyos los errores de sus señores y los condenerán por sus estupideces?
Su líder, un hombre llamado Deltras, lo rechazó todo. Ahora sabemos que el orgullo es la mancha de todos los Elyos, se negó a culpar a sus Señores, en su lugar maldijo a Zikel. Las espadas fueron desenfundadas, cargamos contra ellos, abatiéndolos como cobardes. No obstante, algunos de ellos lograron escapar; la mayoría hacia nuestra ciudad donde llenos de ira mataron a nuestras mujeres y niños antes de que pudiéramos terminar con ellos. Dos volvieron a su tierra, ensangrentados pero no vencidos.
Capítulo 8 - Un viejo enemigo, un nuevo enemigo
Ese día volvimos a Pandaemonium, y de inmediato decidimos unir nuestras fuerzas para la guerra en contra de los Elyos. Los días siguientes los combatimos, y estalló una Guerra a gran escala entre nuestros pueblos. Al poco tiempo, se nos presentó una nueva prueba, los Balaur, exiliados por largo tiempo en el interior del Abismo, encontraron una manera de escapar de su prisión. Su sed de sangre era la misma de antaño, y con sus antiguos aliados de nuevo a su lado no podemos subestimar su poder.
Los Elyos, se intentaron presentar como brillantes criaturas y con una cursi moral de superioridad, solo han tenido éxito en retraerse a sí mismos fuera de las profundas raíces de la historia, la cual nos da la fuerza a los Asmodians. Ellos desean olvidar el pasado, para despreciar la sangre que nuestros ancestros comunes vertieron en su nombre, como si fuera una mancha humillante.
Pero nosotros los Asmodians no deshonramos nuestro pasado. Cuando nos encontramos el uno al otro la primera vez en esa noche oscura, ensangrentados pero vivos en la orilla del Asmodae, buscamos un lema con el cual pudiéramos reconocernos a nosotros mismos… aun no habíamos evolucionado en nuestras nuevas formas, muchos estábamos alrededor de la luz del fuego.
‘Sangre por sangre’, vino como un susurro de la oscuridad, y a día de hoy aun no sabemos quién lo dijo… algunos dicen que fue Asphel, otros que Zikel, y otro claman que fue el mismo Aion, bendiciéndonos con su aliento de muerte. Pero cuando al día siguiente amaneció, pálido y sombrío, esas palabras estaban en boca de todos, y a nadie le importaba de donde habían venido.
La sangre debe ser derramada para vengar a aquellos que derramaron su sangre por nosotros. Y aquellos de nosotros que tenemos la misma sangre – los leales, los justos que hemos permanecido juntos a lo largo del tiempo, largas noches las de entonces – nos mantenemos y nos ayudamos los unos a los otros. El susurro se ha hecho eco durante siglos, pasando de madres a hijos, de padres a hijas, de capitanes a soldados, de familiares a familiares. Al igual que nuestra sangre, nos calienta y nos llama para la lucha.
Ahora hemos descubierto algo que ha dado a nuestra misión un sentido de urgencia. Con el paso del aire, nuestro planeta fluye Aether fuera de nuestra atmósfera. Hemos buscado durante meses la fuente del Aether, la buscamos por todo el Abismo, y por Asmodae, cuando la respuesta estaba justo en frente de nosotros.
Son las dos Torres. Una ponderosa resonancia aun existe entre las dos Torres, una vibración invisible entre las dos mitades de nuestro planeta. Es como si en memoria de la perdida Torre de la Eternidad, se llaman la una a la otra a través del vacío, y su comunicación ha creado el abismo.
El Abismo absorbe Aether, drenándolo como si fuera agua vertiéndose en el océano.
El Aether cada vez se propaga más delgado y mas fino con cada día que pasa, pronto afectará a nuestros Daevas, y a nuestro planeta. Atreia solamente sigue unida gracias al vínculo que Siel e Israphel crearon cuando sacrificaron sus cuerpos etéreos de Aether, un proceso que acabó con sus propias vidas. Pronto el Abismo debilitará estos lazos, y si se rompieran, nuestra atmósfera se derrumbaría, y todo el mundo en este planeta perecería.
Aun queda una táctica viable. La resonancia no puede continuar si solo sobrevive una de las Torres. Nuestro camino a seguir es claro: debemos destruir la Torre de la luz. Solo entonces podremos poner fin al derramamiento de sangre y salvaguardar las vidas de los Asmodian de la arrogancia y la tiranía de los Elyos.
No duraremos en esta ocasión. No habrá descanso para nuestras espadas, solo una brutal e irresistible ola de destrucción que finalmente echará de nuestra casa a esos tontos y arrogantes que infectan nuestras tierras.
Una vez más nuestro destino esta en nuestras propias manos. Sangre por sangre, nuestro lema, y con los duros Asmodians a mi lado, no pararemos, no desfalleceremos. Esta vez, no fallaremos.
- Kineas, Praefectus Castrorum de los Asmodian Archon.
Fuente: Aion-Esp por Anexion